Categorías: Cecrea Arica, Escuchas Creativas
El corazón de Cecrea está en su sistema de participación permanente, pues buscamos que el programa se desarrolle a partir de las visiones, inquietudes e intereses de sus protagonistas. Su metodología principal es la Escucha Creativa, encuentro de niños, niñas y jóvenes (NNJ) que busca promover su participación activa, a través de estrategias de consulta lúdicas y creativas que posibilitan una constante retroalimentación de información para la toma de decisiones en cada Cecrea. Las Escuchas ponen de manifiesto el derecho de NNJ a participar y ser escuchados.
Cada Escucha dura tres horas. Para su realización se reúne a un equipo de tres adultos facilitadores, quienes guían las actividades, y hacen las preguntas para levantar la información que requiere el proceso. Además, participan tres observadores, encargados de registrar lo dicho y expresado por los niños, niñas y jóvenes para luego sistematizarlo en un reporte de resultados.
La primera Escucha Creativa que realizamos en cada Cecrea este 2019 estuvo vinculada con la temática de la Semana de la Educación Artística (SEA): “Arte y naturaleza, conciencia en acción”.
Promover el pensamiento crítico y creativo sobre la experiencia de los niños, niñas y jóvenes como seres constitutivos y habitantes de la naturaleza, propiciando la problematización, toma de conciencia y acción social en torno al impacto de las acciones humanas en el medio ambiente.
La Escucha se realizó el viernes 10 de mayo de 2019 en la sede del Cecrea de Arica. Participaron 25 niños, niñas y jóvenes de entre 7 y 19 años, de los cuales 15 eran mujeres y 10 hombres.
Cada Escucha Creativa tiene tres fases metodológicas: recepción – maestranza/taller – consejo. No obstante, es una estructura flexible, que cada región adapta a su realidad, donde lo fundamental es resguardar los derechos de niños, niñas y jóvenes, entre ellos: ser escuchados, expresarse libremente, participar de las decisiones que les afectan, jugar, y ser informados.
Para conocer en detalle la metodología diseñada para la primera Escucha Creativa de Cecrea en cada región, puedes descargar la planificación aquí.
Primer Momento: Recepción
La actividad comenzó con el recibimiento de los niños, niñas y jóvenes (NNJ) realizado en el espacio de acogida del Cecrea. A medida que llegaban les dimos la bienvenida, los/as registramos en una lista y les facilitamos poleras de colores rojo, amarillo o verde, para formar grupos. Luego, los/as invitamos a responder la pregunta “¿Cómo me siento?”, a través de un dispositivo que decía: “En la escala de gatos en la naturaleza ¿cómo te sientes hoy?”, donde aparecían imágenes de gatos expresando distintas emociones. Cada NNJ seleccionó su estado de ánimo, señalando el número de la imagen escogida para luego posar para una fotografía.
Durante la espera, los NNJ tendieron a dispersarse en la sala y a reunirse en grupos, los que ya se conocían comenzaron a jugar, mientras otros interactuaron con dispositivos móviles propios. Cuando llegaron y se formó un gran grupo, una de las facilitadoras los/as invitó a una plaza cercana a Cecrea para realizar la primera dinámica. Ahí, los NNJ se reunieron en un círculo junto a los facilitadores y se les explicó el objetivo de la jornada y el sentido de la Escucha. Luego, se les preguntó si habían venido antes al Cecrea; la mayoría contestó un gran “sí”. Después, comenzaron las dinámicas: el cachipún masivo y el cazador y los leones. Todos/as estaban felices y muy dispuestos a pasarla bien.
Segundo Momento: Maestranzas
Finalizado este primer momento, la facilitadora guió a los NNJ nuevamente al Cecrea y antes de ingresar a la sala de recepción, se les preguntó: “¿Con qué percibimos la naturaleza?” Algunos contestaron rápidamente:
“¡Con los sentidos!”
«¡Con los ojos!»
«¡Con los orejas!»
En ese momento se les dividió en tres grupos según sus poleras, cada uno a cargo de dos facilitadores. En seguida, se les invitó al umbral de los sentidos, instalado en un estrecho y oscuro pasillo, iluminado únicamente por pequeñas luces amarillas (como de navidad), por lo que el recorrido, al principio, fue realizado individualmente, aunque con posterioridad, debido a la ansiedad y expectación de los y las participantes, los facilitadores fueron dejando entrar a pequeños grupos de dos o tres.
En este pasillo se podían percibir diversos objetos que buscaban estimular los cinco sentidos. Para el tacto se dispusieron cuadros en las paredes que tenían distintas texturas y en el piso pegamento, papeles y plásticos; para el olfato se colgaron sacos con especias y cascaras aromáticas; para el gusto se dispuso de una bolsa con gomitas dulces y ácidas; para el oído se utilizaron parlantes que reproducían durante todo el recorrido el latido de un corazón; y para la vista, pequeñas luces blancas y un colorido tejido de bolsas plásticas dispuesto sobre sus cabezas al final del pasillo. Estos objetos estaban reseñados por letreros que indicaban la acción sensitiva a realizar, como ¡tócame! o ¡huéleme! En el recorrido los NNJ tocaron, olieron, degustaron y vieron todo el despliegue con interés y algunos con un poco de miedo por la escasa iluminación. Algunos trataban de adivinar en qué consistía cada elemento dispuesto en el umbral, sorprendiéndose con lo que encontraban, curioseando y comentando a los otros:
«estos son cítricos»
«¡qué huele rico!»
«estamos pisando plástico»
«son latidos»
«son gomitas»
Debido a la oscuridad, a algunos participantes les dio susto entrar, por lo que fueron acompañados de un facilitador quien los guiaba y los alentaba a oler, escuchar y tocar los elementos dispuestos en el recorrido sensorial. Cuando todos y todas vivieron la experiencia se formaron los grupos a partir de los colores distintivos: verde, rojo y amarillo.
En cada grupo la reflexión comenzó a partir de la pregunta central de la Escucha: ¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza? En uno de los grupos, una niña tomó la iniciativa en la reflexión y comentó que la relación que los humanos han tenido con la naturaleza ha sido de destrucción. Al respecto señaló: “la hemos destruido por la contaminación” a lo que otros niños añadieron:
“Eso es malo y lo hemos hecho siempre (…) desde el principio de la humanidad”
Una joven manifestó que ella no entendía a los veganos y dijo: “Yo no soy vegana, pero los veganos dicen que ellos comen verduras y no seres vivos, pero aunque no se están comiendo al animal, se comen las plantas”.
Ante esta opinión, la facilitadora les comentó que hay distintas formas de vida, de alimentación, pero que podemos relacionarnos respetando esa diversidad porque estamos todos conectados con la naturaleza. Los NNJ se mostraron atentos a los comentarios de sus compañeros y compañeras y a los de los facilitadores, quienes les preguntaron que fue lo que más les había gustado del umbral sensorial, a lo que mayormente respondieron: el sonido de los latidos del corazón. De hecho, uno de ellos indicó que al escuchar los latidos sintió calma.
Por otro lado, una niña señaló que le gustó cuando se le pegaron las zapatillas al suelo; y otra, que lo que más le gustó fueron los dulces y el olor a canela. Un niño expresó haber sentido miedo en el umbral y otro manifestó haber «sentido pelos» (refiriéndose a la sensación de pelos de punta). Otros comentaron acerca de las plumas y que al oler el orégano pensaron en la relación con la naturaleza porque lo asociaron al pasto. Una niña comentó acerca del tejido de bolsas plásticas que colgaba en el techo y señaló que esto le había recordado a las luciérnagas que ella había visto en películas.
Como hasta ese momento sólo se habían presentado los facilitadores, decidieron realizar una dinámica de presentación, para la cual utilizaron un limón que fueron lanzando a una persona del grupo, que se presentaba indicando su nombre y lo que más le gustaba de la naturaleza. Esta dinámica la inició un facilitador indicando su nombre, su gusto y lanzando el limón a un niño. Los NNJ señalaron que lo que más les gustaba de la naturaleza era:
“el pasto”
“ver el paisaje del ártico”
“ver los patos”
“me gustan los cerditos”
“me gustan los bosques que tienen animales”
“me gustan los tomates”
“es algo raro, pero lo que me gusta es el olor de cuando saco gusanos”
A esta dinámica de presentación integraron a un peluche de tiburón, al que un niño llamó Alexander. El mismo niño dijo que a Alexander lo que más le gustaba de la naturaleza era el océano. En general, los y las participantes señalaron aspectos de la naturaleza sin hacer una referencia específica a su territorio. La pregunta realizada los vinculó a un imaginario en torno a ella: ¿proveniente de la TV? ¿un lugar deseado? Lo concreto, es que la naturaleza ariqueña emergió someramente con la referencia al océano, pero no hubo más comentarios específicos de su entorno más próximo. Es un desafío para Cecrea realizar experiencias o laboratorios creativos donde los y las participantes puedan reconocerse en su territorio, observarlo y a partir de eso mapearlo, según una o más preguntas que guíen el proceso.
Después de ese momento reflexivo, se les invitó a crear un espacio o umbral sensorial que buscará dar respuesta a la pregunta central de la Escucha. El desafío era expresar, esta vez sin palabras, sus opiniones. Para ello se dispuso de una caja llena de materiales: plumones, goma eva, telas, papel craft, papel lustre; objetos reciclados, como botellas, cartones; alimentos, como café, garbanzos, lentejas y elementos naturales como hojas secas. Estos materiales fueron presentados por los facilitadores, de modo que los NNJ fueran reconociéndolos sensitivamente, oliéndolos, tocándolos y comentando sobre sus usos. Una vez familiarizados con los materiales, los NNJ escogieron los que usarían y se dispusieron a la creación de su propio umbral sensitivo.
Espontáneamente las niñas se quedaron sentadas en la mesa, al lado de la caja de materiales, mientras que los niños se sentaron en el suelo, bajo el toldo. No hubo discusión respecto a qué es lo que construirían, cada uno se concentró en su propia creación. Algunos NNJ se movían por la sala buscando materiales, y luego se dirigían al toldo donde instalaban los dispositivos que iban creando. Las niñas solían escoger materiales con brillos, gomas eva, telas, y papeles con brillantinas. Mientras que los niños utilizaron principalmente botellas, papel craft, cartulina, cajas de huevos, café y garbanzos. Constantemente los participantes se acercaban a los facilitadores o los llamaban para mostrarles sus trabajos y para pedirles ayuda o materiales. En ocasiones los NNJ dejaron materiales repartidos en el suelo, por lo que los facilitadores les pedían tener mayor cuidado para que ninguno tuviera un accidente. Una vez que iban terminando, entregaban algunas creaciones a los facilitadores para que los dispusieran en el toldo. Otros participantes de forma independiente decidían el lugar donde ubicarían sus creaciones.
La instalación creada por el grupo verde estuvo compuesta por distintos elementos, similares a los del umbral de la recepción, donde se estimulaba la vinculación con la naturaleza a través de los sentidos. Por eso emplearon alimentos con distintas texturas, y olores y dispusieron sacos que rellenaron con hojas y otros elementos para ser olidos. Pero también escribieron mensajes críticos que señalaban su preocupación sobre el poco cuidado que los humanos tenemos con la naturaleza. Por eso se promovía realizar acciones para cuidarla y se entregaban mensajes para concientizar por ejemplo, sobre el daño que podría provocar el fuego en los bosques y el disfrutar de la naturaleza mientras se pueda. Llama la atención que el concepto de naturaleza que manejaban en este grupo correspondía más bien a la idea de la naturaleza como lo verde, en vez del paisaje propio de Arica. También se pudo observar que el umbral actúo en dos direcciones; una, conectar al resto de NNJ con la naturaleza, mediante dispositivos que estimulaban su conocimiento por medio de los sentidos; la segunda, sensibilizar al resto de sus compañeros, principalmente por medio de gráficas y mensajes respecto del daño que los humanos generamos en la naturaleza y haciendo un llamado a relacionarnos con ella desde el cuidado y la protección.
En el grupo rojo la reflexión se realizó en la medida que se creaba el umbral o instalación sensorial. Apenas los NNJ entraron a la sala el facilitador los saludó y los invitó a construir este espacio que sería visitado posteriormente por los otros grupos. Para esto se sentaron en la mesa mientras que el facilitador les iba mostrando los materiales. En seguida comenzaron a construir estaciones sensoriales al igual que el recorrido realizado en el umbral de los sentidos. Durante la construcción, el facilitador fue haciendo las preguntas centrales al aire para que los NNJ fueran respondiendo: “¿Qué es naturaleza? ¿Qué estamos haciendo, los humanos, con la naturaleza”, algunos/as NNJ respondieron por medio de la palabra hablada, mientras que otros dibujaron o escribieron en los papelógrafos dispuestos en las paredes del toldo.
“desforestarla”
“hacer cosas”
“destruirla”
“la usamos para hacer juegos”
“se destruye”
“el ser humano experimenta con los animales”
“la usamos para hacer luz artificial”
“la usamos para mal y para bien”
“la hemos destruido”
“comida”
Y al preguntarles ¿Qué haremos nosotros para protegerla?, los NNJ mencionaron:
“nada, porque la sociedad ya es así”
“las tres R: Reducir, reciclar y reutilizar”
Luego al pedirles escribir o dibujar, sus respuestas en los papelógrafos fueron:
“Viva el mundo”
“Reduce, recicla y reutiliza”
“Mil máquinas nunca harán una flor”
“La usamos para el bien y para el mal”
“Destrucción del mundo. Moriremos 2060”
“No destruyas más el planeta de lo que está”
“La naturaleza siempre te tenido una oportunidad para que la cuides”
“La tierra ya ha sufrido mucho con los residuos químicos”
“A veces queremos ver el mundo arder y no nos damos cuenta que ya lo estamos destruyendo”
“Yo cuido la naturaleza”
“Destruimos el mundo, lo contaminamos pero lo podemos arreglar”
En la instalación de este grupo usaron distintos materiales dejados por los/as facilitadores en la sala como: café en un vaso para que sus compañeros/as olieran, tierra mojada para que tocaran, lentejas en una botella para que escucharán al agitar, difusor con agua para lanzar al aire, entre otros. Todas las ideas y frases escritas anteriormente fueron parte del umbral, también hicieron dibujos relacionados a la naturaleza y respondieron a la pregunta principal “¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza?”
En cuanto al equipo amarillo, compuesto por los NNJ de menor edad, la facilitadora los invitó a sentarse en medio de la sala creando un círculo. En esta sala, al igual que en las anteriores, había un toldo cubierto de papelógrafos en dos de sus cuatro lados y en el centro de este, una mesa blanca. El toldo estaba en una esquina por lo que los NNJ tenían mucho espacio para desplegarse. En el círculo que formaron, la facilitadora les preguntó que les había parecido el umbral sensorial, a lo que los participantes respondieron:
«me dio miedo»
«¡yo también! Le tengo miedo a lo desconocido»
Para profundizar en sus impresiones la facilitadora les preguntó «¿les dio curiosidad lo que había?, ¿qué sentido percibieron más?, ¿qué fue lo que más les gustó?»obteniendo respuestas variadas entre cada participante:
«había uno que decía huéleme y dije ¡nooo, yo no quiero oler!»
«tuve mis supersentidos oído y nariz»
«había una cosa de plástico como de contaminación»
«habían gomitas»
«pisábamos algo»
«yo me imaginé en el desierto florido, en un arcoíris de sentidos»
«sonidos de la naturaleza»
«pajaritos, serpientes, colibríes, gatos, un león»
«yo escuché un puma también»
«había uno que decía mírame, parecía una tela de araña y quería apretarla»
En este punto los NNJ eran muy participativos, tres de ellos mostraban una personalidad fuerte y de mucho liderazgo, dos eran más bien tímidos y una, la mayor, imponía su punto de vista y en ciertos momentos decía «aburrido» o remedaba las respuestas de uno de los niños líderes, a pesar de que este era bastante elocuente. Para seguir con la reflexión la facilitadora los invita a leer la frase escrita en una pared de pizarra. Una niña y un niño leyeron «¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza?» En seguida hubo una avalancha de respuestas positivas y negativas:
«matamos a las palomas»
«matamos a muchos animales que están en peligro de extinción»
«el guacamayo una vez existió y se extinguió»
«plantamos semillas para obtener oxígeno»
«cuidamos la naturaleza»
«lo bueno es que un país está tratando de tirar hielo al espacio para el calentamiento global, porque la temperatura de la tierra está subiendo»
«las abejas también están en peligro de extinción»
«si no tenemos abejas nos quedamos sin vegetales porque las abejas polinizan»
Luego de esta reflexión la facilitadora les planteó el desafío de la creación de un espacio sensorial que sería visitado por los otros grupos. Entonces, comenzaron a explorar los materiales. En ese momento algunos NNJ se dispersaron y otros empezaron a curiosear entre medio de los materiales, sacando cosas y luego armando sus dispositivos de forma separada.
Al cabo de un tiempo la facilitadora les preguntó qué es lo que estaban haciendo: los niños líderes propusieron crear un recorrido similar al del umbral de los sentidos, mientras que los más tímidos siguieron la corriente. La idea era crear un camino con diferentes texturas, que en un principio no lograba entenderse, pero que con la ayuda de la facilitadora trataron de darle sentido.
En general, durante esta etapa, cada NNJ trabajó en una labor por separado o en grupos de a dos, creando texturas a partir de café, cajas de huevos, plástico, botellas y lana para simular una telaraña. Finalmente una de las líderes propone que cuando los compañeros de los otros grupos recorran el umbral la luz estará apagada y podrán hacerlo sin zapatos para sentir las diferentes texturas. Otro de los líderes propuso crear una melodía tribal golpeando botellas de plástico y botellas con granos en su interior, recitando varias veces la frase «hay tesoros escondidos». En en ese momento comenzaron a planear su puesta en escena y distribuir las tareas para cuando ingresaran los compañeros de los otros grupos. Algunos estarían a cargo de la música, otros ayudarían en el recorrido, mientras que los que quedaban se esconderían tras una cortina.
Finalizada la creación, cada grupo visitó el espacio sensitivo de sus compañeros y al terminar el recorrido, todos se reunieron en una sala donde comentaron sobre sus experiencias. En general, las creaciones realizadas por los y las participantes no representaron sus respuestas a la pregunta central de la Escucha, sino más bien fueron una nueva versión al umbral sensorial del inicio de la Escucha.
Tercer Momento: el Consejo
Luego de esto, se dio pasó al Consejo que tuvo lugar en la sala de recepción del Cecrea, donde los niños, niñas y jóvenes vieron un video de la activista sueca de 15 años, Greta Thunberg, que realiza un llamado a la acción contra el cambio climático. Tras esto, los más pequeños expresaron sus sensaciones y reflexiones, como por ejemplo:
“Hay que hacer que todo el mundo quiera reciclar y cuidar el planeta porque si todos contaminan al mismo tiempo el mundo podría explotar, podría acabar con nuestra vida. Por eso yo digo: no más contaminación y más reciclaje”.
“A mí me gustaría decir que el niño tiene razón porque, como dijo él, se puede reciclar aunque hay veces que reciclamos una vez pero después igual botamos y la idea es que lo que usamos lo volvemos a reciclar para otra cosa”.
“Yo digo que en cada cumpleaños, tengamos algo vivo como una planta, un árbol para que haya oxígeno y podemos tener más vegetación”.
Finalmente, la actividad terminó con la colación que, a modo de convivencia, se desarrolló en una sala en el subterráneo, a la que asistieron no sólo NNJ, sino también algunos adultos, madres o padres que los estaban esperando.
A partir de la información que surgió en la Escucha Creativa y luego de realizar la devolución de esta con los niños, niñas y jóvenes que participaron, nos proponemos los siguientes desafíos: