

Durante cuatro días, 42 niños, niñas y jóvenes de 10 ciudades del país participaron en una experiencia de intercambio creativo, exploración científica y encuentro comunitario organizada por Cecrea.
Con la creatividad como herramienta y el regalo como concepto central, se realizó el Segundo Encuentro Nacional de Consejos Cecrea, actividad donde participaron niños, niñas y jóvenes de entre 12 y 18 años que representan a los Consejos de 10 Cecrea del país. Bajo el lema “El regalo de estar juntxs”, los/as participantes se reunieron en la Hacienda Picarquín para compartir experiencias, saberes y exploraciones que fortalecen la red nacional de Centros de Creación.
“Considero que fue un regalo, porque pudimos hacer nuevas amistades, conocer contextos de ciudades diferentes, del extremo sur al extremo norte, gente de Santiago que no vino al encuentro anterior, otros que no conocía anteriormente. Me siento súper agradecida de estar acá”, señaló Valentina Díaz, quien desde los 8 años participa en Cecrea Los Ángeles y hoy con 17, asistió por segunda vez a esta instancia nacional.
La programación del Encuentro fue diseñada a partir de las ideas de los/as mismos/as niños, niñas y jóvenes. La primera actividad fue una “Búsqueda del tesoro”, la que abrió la puerta a distintas experiencias creativas codiseñadas por los mismos Consejos, y que tenían como objetivo experimentar y compartir sus intereses y las características de sus territorios.
Cecrea La Ligua, por ejemplo, llevó la tradición de sus dulces típicos, mientras que Temuco invitó a personalizar tote bags con diseños inspirados en sus comunidades. En la siguiente jornada fue el turno de la experiencia facilitada por Cecrea Coquimbo, quienes invitaron a conocer el trabajo de reconocimiento de aves que se ha hecho en este Cecrea, para luego pintar pequeñas pajareras. En paralelo, Cecrea Pichidegua invitó a experimentar con pigmentos naturales de su territorio y Cecrea Castro trajo los tintes y la técnica japonesa del suminagachi.
La exploración del bosque y el contacto con la naturaleza también ocupó un lugar central. Acompañados por la ilustradora y agrónoma Josefina Hepp, de Fundación Chilco, y la artista visual Isis Troncoso, los NNJ recorrieron el bosque esclerófilo de Picarquín para observar su flora de manera respetuosa, registrando sus hallazgos en croqueras, y luego experimentando con diversas técnicas artísticas que invitaron a conocer nuevas formas de registro. Al anochecer, el Museo Interactivo Mirador (MIM) los invitó a mirar el cielo con el laboratorio “Cocinando cometas” y una observación astronómica con telescopios que permitió reconocer astros y constelaciones.
La tercera jornada llevó al grupo a Santiago para un recorrido por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, que promovió una reflexión colectiva sobre la historia reciente y el valor de los derechos humanos. Luego, la delegación compartió un almuerzo en el Parque Quinta Normal antes de volver a Picarquín para las actividades finales que cerrarían el Encuentro.
Respecto de la visita, Gabriel Arteaga, de Cecrea Castro declaró que “fortalecer la memoria me parece que es algo muy importante, sobre todo como latinos, por nuestra historia y por lo que está pasando ahorita en mi caso, que soy venezolano y en mi país hay una dictadura. Entonces ver esto es bonito, porque da esperanza ver lo que hace el pueblo para evitar que se repita lo que pasó con Pinochet”.
“Desde que estoy en Cecrea ya no me siento solito”. Así terminó su intervención Fran, participante de Cecrea Los Ángeles, quien fue uno de los niños, niñas y jóvenes que compartió palabras de agradecimiento en el fogón que cerró el Encuentro.
Este momento estuvo marcado por la creatividad y las emociones compartidas. Previo a las palabras de gratitud, se presentaron relatos de ficción y leyendas creadas por los mismos Consejos. Luego, llegó uno de los momentos más esperados de la semana: la entrega del “Cecrea secreto”, intercambio de regalos que cada Cecrea confeccionó a partir de un sorteo al estilo amigo secreto. En cada una de estas creaciones quedó plasmada la creatividad de sus creadores, en objetos que representaban sus territorios de origen y daban cuenta del cariño y la dedicación en su confección.
“Yo creo que para muchos (Cecrea) es una segunda familia, donde nos conocemos, nos encontramos, creamos y hacemos familia”, dijo Fernanda de Temuco; “es como un hogar muy acogedor”, agregó Lucas, de La Ligua, secundado por Maite, quien aseguró que “Cecrea es como mi casa, es un lugar donde estoy todos los días”. Desde Castro, Ruth comentó que “es como una segunda casa, un lugar donde no soy juzgada, donde hay amor, hay diversión, creatividad”.
Los discursos para agradecer, expresar lo que Cecrea significa para sus vidas, y celebrar las nuevas amistades creadas, marcaron los últimos minutos de la jornada, reafirmando la importancia de estos espacios de intercambio donde no sólo se encuentran niños, niñas y jóvenes de distintos territorios, sino además se consolida un modo de hacer política pública: donde ellos y ellas son los protagonistas de un espacio seguro que contribuye a su bienestar, desde la creatividad.


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