Categorías: Cecrea Coyhaique, Escuchas Creativas
El corazón de Cecrea está en su sistema de participación permanente, pues buscamos que el programa se desarrolle a partir de las visiones, inquietudes e intereses de sus protagonistas. Su metodología principal es la Escucha Creativa, encuentro de niños, niñas y jóvenes (NNJ) que busca promover su participación activa, a través de estrategias de consulta lúdicas y creativas que posibilitan una constante retroalimentación de información para la toma de decisiones en cada Cecrea. Las Escuchas ponen de manifiesto el derecho de NNJ a participar y ser escuchados.
Cada Escucha dura tres horas. Para su realización se reúne a un equipo de tres adultos facilitadores, quienes guían las actividades, y hacen las preguntas para levantar la información que requiere el proceso. Además, participan tres observadores, encargados de registrar lo dicho y expresado por los niños, niñas y jóvenes para luego sistematizarlo en un reporte de resultados.
La primera Escucha Creativa que realizamos en cada Cecrea este 2019 estuvo vinculada con la temática de la Semana de la Educación Artística (SEA): “Arte y naturaleza, conciencia en acción”.
Promover el pensamiento crítico y creativo sobre la experiencia de los niños, niñas y jóvenes como seres constitutivos y habitantes de la naturaleza, propiciando la problematización, toma de conciencia y acción social en torno al impacto de las acciones humanas en el medio ambiente.
La Escucha se realizó el martes 7 de mayo de 2019 en la sede de Cecrea Coyhaique, ubicado en las dependencias del Museo regional de Aysén, en Francisco Bilbao 2002, Coyhaique. Participaron 18 niños, niñas y jóvenes de entre 11 y 19 años, de los cuales 11 eran mujeres y 7 hombres.
Cada Escucha Creativa tiene tres fases metodológicas: recepción – maestranza/taller – consejo. No obstante, es una estructura flexible, que cada región adapta a su realidad, donde lo fundamental es resguardar los derechos de niños, niñas y jóvenes, entre ellos: ser escuchados, expresarse libremente, participar de las decisiones que les afectan, jugar, y ser informados.
Para conocer en detalle la metodología diseñada para la primera Escucha Creativa de Cecrea en cada región, puedes descargar la planificación aquí.
En Coyhaique, la metodología de la Escucha se adaptó, poniendo el foco en la exploración y el contacto con la naturaleza a través de los sentidos, más que en la construcción de dispositivos o espacios sensoriales que expresaran las opiniones de los y las participantes sobre la naturaleza y la relación del ser humano con ella, tema central de la jornada. Aquí, cada grupo -a cargo de dos facilitadores y acompañados por un observador- transitó por las maestranzas o espacios de reflexión, donde diversos materiales naturales, como semillas, ramas, piedras; y otros, como ollas, telas y objetos reutilizables, invitaban a la exploración y motivaban el diálogo.
Primer Momento: Recepción
A la Escucha fueron convocados niños, niñas y jóvenes de tres colegios diferentes. La idea era levantar ideas y reflexiones en torno a la naturaleza, a través de los sentidos, recuerdos, emociones y experiencias.
A medida que fueron llegando los y las participantes se les invitó a reunirse en un círculo. Allí, los facilitadores se presentaron y explicaron el objetivo y el sentido de la actividad. Luego, se les invitó a decir su nombre y algo que quisieran aportar en el momento, como su expectativa o el sentimiento o emoción con la que llegaron a la actividad. Varios no sabían qué decir:
“Cualquier cosa”
“Lo que pase”
“Todavía no sé”,
y otros/as agregaron:
“Optimismo”
“Buenas vibras”
“Simpatía”
“Amabilidad”
“Feliz”
“Tranquilo”
y otros/as fueron más espontáneos/as:
«Sueño»
«Mucho sueño»
«¡Fuaa!»
El siguiente paso fue invitarlos/as a conectarse con los elementos de la naturaleza: fuego, tierra, agua y aire. Para esto se les pidió que escogieran un pañuelo dentro de varias telas que se encontraban en una esquina del patio. Una vez que cada participante volvió al círculo con su elección de pañuelo una facilitadora preguntó: ¿dónde está el fuego?
“Soles”
“En la acidez”
“Mejor no digo nada…»
…fueron algunas de las respuestas. En seguida los facilitadores los invitaron a moverse como fuego jugando con las telas, mientras de fondo se escuchaba música de bandas chilenas como Los Jaivas, Congreso, etc. Los NNJ se dejaron llevar y comenzaron a moverse, reír, cubrirse con las telas y cambiar de posición para entrar en calor. Luego, la facilitadora que guiaba esta parte de la actividad les sugirió unirse con sus compañeros/as en pequeños grupos y moverse juntos. “¿Qué estai haciendo?”, le dijo un niño a otro, mientras se agachaban, giraban y se enredaban entre sí. Algunos incluso se dieron abrazos grupales espontáneos.
Después, llegó el turno de la tierra. La facilitadora los invitó a desplazarse alimentándose imaginariamente de lo que entregaba la tierra, se movían, reían y molestaban: “estai como una lombriz, ya desapareces del mapa”, dijo un participante. Luego, la invitación fue a moverse como agua, donde surgieron comentarios como:
“yo no sé nadar”
“me voy a ahogar”
En este punto ya se observaba la complicidad entre compañeros de colegio y, más aún, en los pequeños grupos que se armaron, por lo que el diálogo era fluido y divertido. Sin embargo, algunos participantes lo hacían con menos ganas y movimiento, debido, en parte, a la reserva y timidez. Esto también se observó en la dinámica de presentación.
El último elemento fue el aire, por lo que la invitación era a moverse imitando a las aves. Un grupo riéndose imitó a las gallinas, picoteando y haciendo ruidos.
Segundo Momento: Maestranzas
La etapa de maestranza se realizó en tres espacios distintos del museo (la Casa de Familia, para el fuego, la Pulpería, para el agua, y la Casa Almacén, para la tierra). A solicitud de los facilitadores los y las participantes formaron cuatro grupos, conformados por afinidad y por calce en número, para recorrer las estaciones sensoriales del fuego, agua, tierra, y aire. Este último no tenía sala, y sus integrantes ejercieron un rol de reporteros, paseándose con una grabadora por todas los espacios para recoger las impresiones de sus compañeros/as.
Cada estación estuvo a cargo de dos facilitadores que trabajaron con los y las participantes durante 30 minutos. El objetivo de cada espacio era profundizar en experiencias personales que permitieran reflexionar a partir de la pregunta: ¿cómo hemos influido los seres humanos en el medio ambiente?
El grupo formado por dos niñas y un niño comenzó en la estación aire. Después de sentarse al rededor de una mesa, los invitaron a vendarse los ojos y a través de sus sentidos percibir, distinguir e intentar averiguar cuál era el objeto, producto natural o materias prima que les iban presentando. Al principio a los NNJ les daba nervio tocar, pero lo hacían con mucha curiosidad, ¿qué es esto?, trataban de responder.
“En mi mente ya me lo imaginé” (piedra)
“Es lavanda, ¡aay que huele rico!” (lavanda)
“Es como tierra mojada” (arcilla)
“Huele como a jabón, huele bien” (cedrón)
“¡Qué fácil!» manifestó una niña que identificaba todos los objetos…
“¿A mi por qué siempre me toca lo difícil?”
Ante el olor a palo santo:
“Huele como un tipo de incienso”
“El olor es conocido, como del campo”
Una de las niñas dijo que le recordaba al museo: “la primera vez que vine al museo olí este olor”. Otros recuerdos emanaban de los objetos, “las rocas me recuerdan a los ríos”. En medio de estos descubrimientos entraron a la sala dos niñas del equipo Aire a entrevistar y pasar una grabadora de voz, ¿Qué te parece la actividad? Preguntaron, “bacán”, “bacán también”, respondieron. Una de las niñas dijo: “¿Qué hay? Un olor hermoso”. Del buzón sacaron preguntas como: ¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza? Las respuestas fueron inmediatas:
“Contaminarla”
“La arruinamos”
“Extinguimos animales”
“La destruimos»
También hablaron de la basura y el daño que se hace al cortar árboles nativos. Al cuestionarse como humanos señalaron:
“Somos cochinos, el smog, la basura, en otros países lo comentan”
La conversación comenzó a enfocarse en las problemáticas locales, por ejemplo la contaminación de Coyhaique, a lo que los facilitadores preguntaron: ¿Qué acciones podemos usar para revertir la situación?
“Usar leña seca, pellet o parafina en los departamentos»
«No echarle bencina a la leña”
Luego, se les invitó a escoger una palabra a partir de su reflexión sobre la naturaleza. Los NNJ eligieron «alegría» y la escribieron afuera de la sala con hojas secas y ramas sobre el césped. Luego de eso comenzaron a jugar y a unirse al grupo de las chicas aire, sacándose fotos y entrevistándose entre ellos con las grabadoras. “Están bonitas las hojas”, se sacan fotos y graban, “la encuentro genial” dice al verlas.
Luego entraron a la pulpería, corrieron a un cajón de la exposición a oler diferentes productos que estaban expuestos (tabaco, café, canela, te negro, mate). Al caminar por el salón lo describieron para su grabación: “el museo está genial, muy interesante”, habían unas papas de lana expuestas y la niña dijo: “me encantan las papas.” Saliendo de la pulpería comenzó el camino a la siguiente estación (fuego), a la que fueron con vendas en sus ojos a petición de los facilitadores.
En el camino con los ojos vendados se decían:
“Me da miedo caerme”
“Tengo miedo”
“Tranquila amiga yo te salvo”
Mientras avanzaban, se advertían entre ellos/as mismos/as los peligros u obstáculos del camino. Se notaba su complicidad y cariño. Al llegar a la casa del capataz, se escuchó fuego y se sintió el calor. Se sentaron en círculo y comenzaron a comentar como se sentían con las vendas tapando sus ojos:
“Tengo miedo y curiosidad”
“Me da mucha emoción en mi cuerpo”
“Miedo mucho, a caerme, que me soltaran”
“Voy a ser honesta, me saque un poquito la venda para ver atrás”
Luego los facilitadores les preguntaron dónde se encuentra el elemento fuego en la naturaleza, a lo que respondieron:
«Volcán»
«Magma»
«Estrella, sol»
«También se transmite a través del calor, la energía y la luz»
Se les invitó a transmitir energía en forma de bola a partir de frotar sus manos y luego entregar ese calor a las palmas de su compañera de al lado. Los NNJ bromearon y comentaron:
“Creo que mi energía va a ser mucha”
“Para un cumpleaños voy a regalar esto, así no me sale caro”
“Yo no tengo, la mía se acabó”
El círculo llamó al rito, entonces todos comenzaron a moverse de un lado a otro y al encontrarse de frente se golpeaban las palmas. La energía es una sensación, un sentimiento, se transmite, reflexionaron. La bola de energía pasó por varias fases, grande, pequeña, pesada, liviana, caliente. Reconocieron que hay fuego en las emociones, que fluye y se transmite. Hay fuego y calor en la familia, en los deportes, la música y las cosas que les gustan. Reflexionando finalmente, se les consultó ¿qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza? Nuevamente emerge el tema de la contaminación, la quema de árboles, la leña húmeda y el pasto seco:
“Hay gente que quema y no le importa nada”
“Somos la ciudad más contaminada por smog, me da rabia”
“Viven ahí pero no les importa a nadie”
¿A quiénes? le preguntó la facilitadora. Respondió “a los adultos”. Finalmente luego de explorar cuando sentían fuego dentro de su interior, por sus gustos y en compañía de su familia, manifestaron que les gustó la estación fuego: “es bacán, afuera me congelo”.
Al llegar a la última estación, agua, les preguntaron: ¿el agua tiene vida?, “no” respondió la mayoría: “el agua da vida”, “nos sirve para vivir, para tomar”. Reconocieron que hay agua en nuestro cuerpo, en la saliva, las lágrimas y la orina. Se les explicó que el agua tiene partículas que reaccionan con las emociones y que se ve en sus ondas. Les preguntaron: ¿qué hemos hecho con el agua?
“matan los peces”
“contaminan tirando basura al agua, a veces echan hasta petróleo”.
En general, todas sus respuestas hacían alusión a la responsabilidad de los adultos más que a la propia.
La instrucción para la siguiente actividad, más reducida, era mantener silencio para crear música con agua y un tambor tibetano. Una de las niñas dijo inmediatamente “eso va a ser imposible para mí”. Comenzaron a hacer música, mientras el facilitador grababa. ¿Qué les pareció la actividad? “estaba congelada el agua”, “cuando haces algo entretenido pasa rápido, pero algo más aburrido pasa lento como en clases.” Al escuchar la música que crearon comentaron: “parece de la música para relajarse, como para dormir”, “yo siento que la ponen cuando es algo antiguo”. Comenzaron a conversar entre ellas, dijeron que el agua les recordaba a Aquaman y Jumanji, en cambio Dragon Ball, era más fuego. Mientras conversaban, seguían tocando el tambor tibetano. Finalmente se les invitó a dejar mensajes y deseos para proyectar a través de un proyector antiguo de transparencias.
“Cuide el agua”
“Que no tiren mas basura o petróleo al mar”
“Que todos tengan agua”.
También dibujaron paisajes cercanos al agua, mar con peces, tortugas y gotas “mi gotita de agua es hermosa, le faltó el arigato”, mencionó una niña aludiendo al japonés.
El grupo integrado por cinco NNJ comenzó su recorrido en la estación fuego, caminando con los ojos vendados y con las manos en los hombros de sus compañeros en una fila. Al llegar al lugar se les solicitó sentarse en un círculo y escuchar los sonidos reproducidos en la sala. Los sonidos de fuego y madera quemándose evocaron situaciones familiares y cotidianas. Algunos participantes señalaron:
“Me hizo recordar al campo, cuando visitamos a mi familia”
“Me acuerdo de lo calentita que es mi casa”
“Me hizo recordar los asados familiares”
Al quitarse las vendas los NNJ concordaron que el viaje hasta ese lugar se les hizo más largo de lo habitual, pero que fue divertido no saber con qué se encontrarían y que les recordó al juego de la gallinita ciega. En esta estación se trabajó el cuerpo y la expresión a través de la ejecución de ejercicios de movimiento y respiración. Los facilitadores centraron el trabajo en el concepto de energía transmitido por el fuego. Para ello invitaron a los participantes a caminar por el espacio y transmitir su energía (fuego) a los demás compañeros a partir de movimientos como saltos, choque de palmas e imaginando tener una bola de fuego en las manos. Todos los NNJ participaron activamente, riendo y divirtiéndose. Luego se les solicitó a los participantes reunirse en parejas, escogiendo a alguien que no conocieran, contando con un minuto y medio para responder las preguntas ¿en qué momento de la vida he sentido fuego?, ¿en qué parte del cuerpo se localiza este fuego? Después de la reflexión compartieron con el resto del grupo sus experiencias:
“Siento fuego cuando estoy enamorada, he estado enamorada una vez, pero sentí fuego en el estómago”
“Cuando estoy enojado siento fuego en la cara”
“El fuego se moviliza a mis extremidades cuando bailo, que es lo que más me gusta hacer”
“Sentía fuego al dormir en la cama de mis padres, porque está calentito y protegido”
En las respuestas de los jóvenes se observó una asociación binaria: el elemento fuego, por una parte evocaba el amor, la pasión y la familia y, por otro, sentimientos de odio, enojo, ira y vergüenza. Para finalizar los facilitadores cerraron el ejercicio con la invitación a discutir sobre la pregunta ¿cómo hemos influido los seres humanos con el medio ambiente? Pero las respuestas no fueron profundizadas.
Su siguiente estación fue agua, donde los esperaban dos facilitadores. Dentro de los y las participantes había jóvenes que no conocían el lugar y tuvieron unos minutos para recorrer la colección museográfica antes de dar inicio a la actividad. En una de las paredes se encontraban proyectados algunos mensajes en relación al cuidado de la naturaleza que el grupo anterior había dejado. Los facilitadores situaron a los jóvenes en el contexto de la Semana de Educación Artística (SEA) señalando que este año tenía como tema principal arte y naturaleza. A partir de una reflexión sobre el elemento agua se invitó a los participantes a crear una pieza musical con diversos elementos que contenían agua en distintas proporciones (ollas, fuentes de plástico, baldes, además de piedrecillas y otros instrumentos musicales). Se les convidó a crear una atmósfera improvisada, para ello cada uno eligió un elemento dándole diferentes tipos de ritmo y sonidos en un lapso de dos minutos, mientras un facilitador grababa los sonidos con su celular. Cuando escucharon la grabación los jóvenes señalaron:
“Me recordó la orilla del mar, salir de pesca y cruzar el lago General Carrera en barcaza”
“Al tocar el agua estaba helada, pero fue una sensación relajante”
La última estación fue la Casa Almacén donde se encontraba la estación tierra a cargo de otros dos facilitadores. En esta estación, al igual que al grupo anterior, se les invitó a vendarse los ojos para activar sus sentidos. Sentados al rededor de una mesa, frente a cada uno dispusieron pocillos de greda que contenían diversos elementos (olfato, tacto, sonido y gusto). Los y las participantes exploraron las texturas y los olores de las semillas, musgos, greda, yerbas medicinales y frutas. Algunas de sus impresiones fueron:
“El olor de las yerbas medicinales me recordó a los mates que tomo cuando tengo dolor de estómago”
“La textura del maíz me recordó cuando fuimos con mi mamá a comer palomitas”
En general, los elementos los conectaban con situaciones familiares. Finalmente, este equipo sumó la palabra «amor» bajo la palabra «alegría» dibujada con hojas y ramas por el equipo anterior.
El tercer grupo, también integrado por 5 NNJ, comenzaron en la estación agua, donde se encontraron con vasijas con agua. Se les invitó a interactuar con el agua, tocarla, sentirla y moverla para generar sonidos durante dos minutos. Se grabó la composición de todo el grupo y luego se escuchó para reconocer la creación de cada uno. Las preguntas que guiaron este espacio fueron ¿Que hemos hecho con la naturaleza? ¿En tu escuela hay naturaleza? A lo que los NNJ contestaron:
“El planeta lo vamos a destruir, y luego vamos a conquistar otro y lo vamos a destruir nuevamente”
“Hemos contaminado el agua, botamos basura al mar”
“Se botan los desechos de los barcos al mar”
“Los barcos con sus desechos contaminan y matan la fauna marina”.
Los jóvenes de este grupo participaron poco de las reflexiones, pero se mostraron motivados e involucrados en la creación de melodías a través del sonido del agua. Para finalizar la estación lanzaron una piedra en una vasija y pidieron un deseo para la naturaleza:
“Que la naturaleza crezca”
«Que la vamos a seguir cuidando»
“Que no se vaya el agua”
La siguiente estación visitada fue tierra, donde fueron invitados a descubrir a través de los sentidos y con sus ojos vendados los diversos elementos que también experimentaron los otros grupos. Aquí sus impresiones fueron:
“Es una planta que huele feo”
“Parece esa cosa que comen los caballos”
En general las respuestas se acercaban al elemento que estaban tocando. Luego los facilitadores reflexionaron sobre los diversos usos que les damos a esos elementos y su importancia en la naturaleza, para dar pie a la pregunta central ¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza? Los NNJ respondieron:
“La hemos utilizado para construir cosas para nosotros como ropa y casas”
“La hemos usado a nuestro beneficio contaminando el aire con el humo de la leña mojada”
“Tirando basura, plásticos”
Para profundizar en sus reflexiones se les preguntó ¿Que podemos hacer para revertir lo que hemos hecho?
“Reciclar basura”
“Hacer talleres de reciclaje”
“En mi casa cambiamos la estufa a combustión lenta por una a pellet”
“En mi casa usamos una estufa toyotomi”
En estas respuestas los NNJ se vieron más conscientes de su propia cotidianidad en las soluciones que propusieron. Para finalizar esta estación se le invitó a colaborar para completar una frase con las anteriores palabras elaboradas por los otros grupos. «Alegría» y «amor» se transformaron en la frase «Cuidar con alegría y amor». En esta parte de la Escucha el grupo se mostró motivado y colaborativo, unos buscaron las hojas y otros construyeron la frase en la pendiente de un pequeño montículo.
Por último, en la estación del fuego los NNJ accedieron con sus ojos vendados a una habitación vacía, mientras los facilitadores los guiaban para crear un círculo. De fondo se escuchaba el sonido de una fogata que ambientaba el espacio calefaccionado por una estufa a gas. En seguida se les invitó a transferir energía a través de sus manos, para luego compartir una gran pelota de energía que representaba al fuego. Los facilitadores guiaron el espacio mientras cada participante se dejó llevar por la actividad. Luego se juntaron en parejas para responder la pregunta ¿Cuándo he sentido fuego en mí? Obteniendo respuestas como:
“Cuando peleé con mi mama, ahí sentí fuego en todo mi cuerpo”
“Siento el fuego en mi mente”
“Cuando algo me molesta y sube mi fuego”
“Siento fuego cuando estoy muy nerviosa o enojada”
Después que todos los grupos pasaron por cada estación manifestaron tener hambre y comenzaron a inquietarse, por lo que fueron convidados a una pausa para tomar algo y comer. Todos y todas disfrutaron de un coffee break de calidad elaborado de forma casera, con café y té para los adultos , hierba, jugos y deliciosos dulces.
Tercer Momento: el Consejo
Luego de terminar el coffee los NNJ fueron invitados a reunirse en la sala Tierra, donde vieron el video de la joven activista sueca de 15 años llamada Greta Thunberg, quien hace un llamado a involucrarse más en la prevención de las consecuencias del cambio climático. El objetivo de ver el video era motivar a la acción. En esta etapa se observó mayor disposición al diálogo. Los NNJ se apropiaron de manera más confiada del espacio, algunos se sentaron en las sillas y otros en el piso. Después de ver el video los participantes debatieron en torno a la pregunta ¿Y nosotros que hacemos por la naturaleza? Algunas de las expresiones fueron:
“El oxígeno está contaminado con humo”
“Hay que dejar de quemar pasto”
“Hay que dejar de usar leña mojada”
“No echar cosas ni botellas a la combustión”
“Tenemos que sumar gente”
“Reutilizar la basura”
“Bañarse más corto”
“A veces se hace un buen uso de la naturaleza, como con la lana”
Para finalizar, todos salieron al patio y se les invitó a ponerse en círculo y pedir un deseo por la naturaleza. Deseo que:
“Reciclemos más”
“No contaminemos más el agua”
“No contaminar pasto”
“No quemar más árboles”
“Que el ser humano se dé cuenta de que está destruyendo su hogar”
“Futuro no contaminado”
A partir de la información que surgió en la Escucha Creativa y luego de realizar la devolución de esta con los niños, niñas y jóvenes que participaron, nos proponemos los siguientes desafíos: