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A propósito del confinamiento producto de la pandemia por la que cruza Chile y el mundo, en marzo Cecrea destinó sus esfuerzos a generar programación virtual y a mantener el contacto con niños, niñas y jóvenes (NNJ) de todo el país a través de distintas plataformas digitales, como redes sociales y servicios de videoconferencia.
Pero este contexto también obliga a estar en casa e interactuar desde allí y, al hacerlo a través de imágenes y/o vídeos que podrían estar compartiendo información sensible sobre cada persona, como el contexto socioeconómico, el entorno, la forma de habitar el espacio e incluso las relaciones entre las personas en un hogar.
Todo esto se relaciona estrechamente con el concepto de identidad digital o imagen pública digital y la idea de huella digital. La identidad digital se refiere al conjunto de rasgos que se encuentran digitalizados y disponibles para los/as demás y que caracterizan a las personas frente a otros/as (Acedo y Platero, 2016); por lo tanto, esta identidad se construye no sólo con la información que se entrega, también a partir de aquello que otras personas pueden publicar.
La huella digital corresponde a todos aquellos rastros que dan cuenta de lo que se ha hecho en internet (Ramírez, s.f). La información que se entrega, la foto que se comparte, el vídeo que se publica queda en la red y nada asegura que el día de mañana la persona cambie de opinión pero sea demasiado tarde, por lo que se comparte en internet, queda allí.
Destaca el rol de los padres, madres, profesores, profesoras y, en general, todos los/as adultos/as responsables y/o tutores de niños y niñas respecto del uso que hacen de internet. Esto implica un gran desafío porque muchas de estas personas responsables desconocen las complejidades del mundo virtual, lo que obliga a un proceso de aprendizaje y toma de decisiones al respecto.
Considerando que es inevitable que niños y niñas accedan e interactúen a través de dispositivos y que esto cada vez se realiza a edades más tempranas, se hace fundamental que todos los/as adultos/as que se vinculan con la niñez tengan herramientas que les permitan acompañar el uso de internet, contribuir con el desarrollo una identidad digital positiva y activar mecanismos de ciberseguridad (Halpern, 2019; INCIBE, 2019; INCIBE-IS4K, 2020).
En general, las recomendaciones hacen hincapié en: la comunicación constante con los niños y niñas, el desarrollo del pensamiento crítico con el propósito de que NNJ puedan tomar decisiones acertadas mientras navegan, el manejo de información oportuna acerca de beneficios y peligros de internet, la claridad respecto de qué hacer en caso de alguna situación de peligro en la web y la activación de filtros parentales (INCIBE, 2019; B-SECURE, s/f).
En este ámbito es posible encontrar diversos sitios webs con materiales (bibliográficos e infográficos) como los que ofrece Internet Segura For Kids, una iniciativa del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España que presenta las guías para redes sociales y de mediación parental para un uso seguro y responsable de la internet por parte de niños, niñas y jóvenes y que ponemos a disposición para de todos y todas para impulsar una conversación informada y la toma de decisiones.
Al tratarse de publicaciones españolas, los números de teléfonos y canales de comunicación que ahí se mencionan no tienen incidencia en el territorio chileno, por lo que ante dudas, denuncias o más información recomendamos comunicarse con la Brigada de Cibercrimen de la PDI a través de su sitio web o marcando el 134 desde cualquier teléfono.
Referencias: